Sacar la mano por la ventanilla de un coche que va a gran velocidad y ver que tu brazo «se va volando» con facilidad, todo el mundo ya lo ha experimentado. Fue imaginando vehículos que empleen una fuerza similar a la que mantiene a los aviones en vuelo que dos ingenieros, Abdón Estefan y Mauricio Vargas, desarrollaron el dispositivo Run&Save.

El principio se basa en el despegue de un avión, que experimenta una fuerza generada por el flujo de aire sobre sus alas cuando se mueve hacia abajo, redistribuyendo así el peso del avión y permitiendo su despegue.